Andando por la jungla

Además de visitar plantaciones de té, las Cameron Highlands son conocidas por los treks que se pueden hacer en la jungla. Desde que llegué a estas tierras me estaba sintiendo hiperactiva, es lo que tiene no estar sudando todo el día por la dichosa humedad, así pues, mi objetivo número uno fue encontrar compañía para adentrarme en tierras desconocidas. Y la fortuna se puso de mi lado cuando conocí a Coll, un neozelandes que andaba como yo.
Después de ver las opciones que teníamos, decidimos coger el trail número 3 para subir al monte Berenbum, enlazarlo con el 9 y visitar la plantación de té Boh.
Y allá que fuimos, muy alertas ante la posible presencia de cualquier serpiente,  incluidas las cobra. Al principio me sentí algo paranoica mirando al suelo, a los árboles... En fin, a cualquier lugar sospechoso de albergar una indeseada amiga. Fue tras un rato de caminata cuando me empecé a relajar y a disfrutar verdaderamente de la experiencia. El camino que escogimos estaba catalogado como moderado pero había unas pendientes muy pronunciadas en terreno algo complicado. En varias ocasiones tuvimos que atravesar árboles caídos en mitad del camino. La naturaleza se mostraba exuberante y el cantar de pájaros e insectos varios nos recordaba continuamente donde nos encontrábamos.

Subiendo...

Y así continuamos hasta alcanzar la cima del Berenbum. Subía pensando en las vistas que tendríamos desde la cima pero enseguida me percaté que no habría mucho que ver. Y efectivamente así fue. Desde la cima no se veia prácticamente nada.
Tomamos asiento en un tronco que había en el suelo a modo de banco y hicimos el consabido almuerzo de cumbre.

Y la consabida foto, por supuesto.

Empezamos a bajar con la intención de coger el trail número 9 pero entre lo concentrados que estábamos para decidir dónde poner el pie, el terreno estaba muy resbaladizo por las lluvias, y la distracción propia de la cháchara que llevábamos, no vimos la la señal del trail 9 y en su lugar cogimos el 7. Al final el error fue positivo ya que al poco de llegar a la civilización empezó a llover.

Tras la caminata por la jungla decidimos acercarnos a la plantación de té Boh. Empezamos a andar por la carretera con la intención de hacer autostop pero en este país no es necesario ni sacar el dedo, enseguida un coche paró para preguntarnos a dónde queríamos ir. En todas las ocasiones en las que quisimos hacer dedo sucedió lo mismo. De este modo, compartimos viaje con gente local, experiencia interesante donde las haya. No deja de sorprenderme la hospitalidad y amabilidad de esta gente. Son todo sonrisa. ¡A ver si se me pega algo!

Plantación de té de Boh