Llegué a Chiang Mai descansada tras la noche en el tren sleeper. Abandoné mi mochila en el hostel y con mi amiga Francesca y la indonesa Tyas, acababa de llegar como yo al hostel, alquilamos unas motos para visitar los templos situados a las afueras de Chiang Mai.
Ellas dos están acostumbradas a moverse en moto pero yo hacía siglos que no me movía en moto. Disfruté muchísimo de la sensación de ir en moto y de sentir en algún momento hasta frío después de tanta humedad y calor.
Francesca tenía el carnet de conducir italiano pero no el internacional. El de la empresa de alquiler de motos no nos pidió ningún carnet ni nos preguntó si teníamos el carnet internacional. Íbamos felices en nuestras motos cuando a los 5 minutos la policía nos paró. Estaban parando a todas las motos que pasaban. Nos pidieron el carnet y al ver que no teníamos el internacional nos dijeron que teníamos que pagar 500 bhats (más de 13 euros). Pagando ese dinero nos harían un permiso y nos dejarían conducir durante 3 días. Me dio muchísima rabia que nos pusieran la multa nada más salir de casa y me puse en modo pesada diciendo que era injusto, que los del alquiler de motos no nos habían pedido ningún documento a la hora de alquilar la moto, que era una manera fácil para la policía de hacer dinero... Al final un policía me preguntó cuánto dinero tenía. En ese momento no tuve el reflejo de decirle que tenía poco dinero. Mi amiga Francesca estuvo más espabilada y les dio 300 bhats diciéndoles si era suficiente para que nos hicieran el permiso para un solo día. Cogieron la pasta y nos fuimos. Tyas acababa de llegar de Indonesia y llevaba unos pocos bhats encima. Le cogieron la mayor parte de los bhats que tenía y al decirles que necesitaba también dinero para comer y beber durante el día, le preguntaron qué moneda tenía. Completó el importe de la multa con la moneda de Indonesia.
Decidimos olvidar el incidente y disfrutar de nuestro día motorizado.
Nuestra primera parada fue en el Wat Phra Doi Suthep. Se sitúa a 18 km de la ciudad en las laderas del monte Suthep. Para acceder a él hay que subir 300 escalones.
Todas las fotos fueron tomadas por Tyas, creo que ya notaréis la diferencia con respecto a las mías.
El segundo templo que visitamos fue el Wat Pha Lat. Nos costó dar con él porque se encentra en medio de la selva. Se trata de un templo muy viejo que se encuentra en medio de la jungla. Es por ello que nos costó localizarlo. Este templo nos encantó, naturaleza por doquier. Salimos super relajadas tras su visita. Francesca y yo tenemos la idea de hacer un retiro de meditación y preguntamos sobre la posibilidad de hacerlo en este maravilloso lugar. Pero uno de los monjes nos comentó que su idea es ofrecer retiros en el futuro ya que actualmente no disponen de la infraestructura suficiente. Una pena!!
Con Tyas, una indonesa muy auténtica
Haciendo reparaciones.
Monjes turistas
El último templo del día fue el Wat Ched Yot. Este ya no nos gustó tanto como el resto. Puede que ya estuviéramos saturadas.
Para acabar el día, Francesca nos llevó al Sunday's Market. La idea era cenar en la calle pero los puestos de comida estaban alejados entre sí. Al final anduvimos kilómetros, perdimos a Francesca y Tyas y yo decidimos irnos a un sitio más tranquilo a cenar. Fue un momento agobiante porque había muchísima gente.
Me fui a la camada agotada pero muy contenta y agradecida por las experiencias vividas.
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