2018(e)ko abenduaren 7(a), ostirala

Más Pai


Nos despertamos pronto porque teníamos que cambiar de hostel. Cerraban nuestro hostel para hacer alguna reforma.
Como teníamos la moto, fuimos a ver un par de alojamientos y nos quedamos en el segundo, con piscina y hamacas. ¡Qué lujo!
Pusimos rumbo a las cascadas de... El agua estaba congelada pero decidí meterme porque el lugar era realmente mágico y porque, ¡qué leches! ¡Somos del norte! No me arrepentí para nada ya que salí totalmente relajada.


Tras el baño, Elías no se atrevió a meterse, nos fuimos a ver el land split. Se trata de una separación de la tierra provocado por un terremoto que tuvo lugar en el 2008. Se puede andar por medio en un recorrido de unos 15 minutos.


A la entrada una chica ofrecía zumo natural de una flor tropical acompañado de banana frita, cacahuetes y patata cocida. Todo ello orgánico. Le dejamos la voluntad y seguimos de camino al puente de bambú. Cobraban por atravesarlo y, aunque no era mucho, pasamos de pagar y comimos en el restaurante que estaba al lado del puente. Tras comer nos entró tal sopor que nos echamos la siesta en el mismo restaurante.

Mi chófer en la ruta motera de Pai 😊

Nos sacudimos la modorra y nos dirigimos a los campos de elefantes. En Tailandia hay muchísimos. En la mayoría de ellos los maltratan y muchos turistas participan de ello, algun@s sin ni siquiera ser conscientes de ello. Elías quería ver en qué condiciones tenían a los elefantes. Para mí fue muy triste ver lo que me temía ver con mis ojos. En un par de campos los tenían atados de una pata con muy poco espacio para moverse y en otro no estaban atados pero el espacio también era muy reducido. Decidimos seguir ruta con la pena ya instalada dentro y nuestra próxima parada fue el Memorial Bridge. Es un puente que los japoneses hicieron construir a los habitantes de Pai durante la segunda guerra mundial. Estéticamente no nos gustó pero nos venía de paso, así es que aprovechamos para parar a verlo.


Hacía tanta calor que pensamos bañarnos en las cascadas de Morpong. De camino a las cascadas, 3 mujeres nos hicieron señas para que pararamos haciendo como si fumaran. Nosotros pensamos que nos pedían tabaco y pasamos de largo. A la noche, una pareja de españoles con los que coincidimos cenando, nos dijeron que se trata de un timo. En realidad, esas mujeres nos ofrecían droga. Hay gente que va buscando droga y que entiende esas señales. Se paran y les compran la droga. Luego ellas se encargan de ponerse en contacto con una persona que hace pasarse por policía o que es un policía corrupto, esto no me quedó claro, que soborna al comprador de droga. Este último se ve obligado a entregar la suma de dinero que le piden para evitar la cárcel.
Cuando llegamos a la cascada hacía frío y ninguno de los dos se baño. Es más, yo me puse la camiseta de manga larga.


De vuelta a casa, la policía nos paró en un control en el que sólo paraban a turistas. Nos dijeron que era un control de drogas y nos registraron las mochilas. A Elías como fuma, le cachearon de arriba a abajo.

Control superado sin multa!

Para finalizar la jornada, pensamos parar en un view point pero cobraban por ver las vistas, así es que esta vez también pasamos de pagar.
De camino a casa pasamos por el poblado chino. Esta comunidad abandonó China en los 50 escapando del gobierno comunista. No nos pareció que tuviera nada de particular.
Acabamos el día cenando en la calle del Nigth Market.



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