2018(e)ko abenduaren 20(a), osteguna

Más hacia el norte

Llegué a Chiang Rai tras una larga jornada de bus. Tras instalarme en el hostel, salí a cenar algo al nigth market. Volvía a estar en una ciudad turística.
Al día siguiente me desperté temprano con la idea de visitar el templo blanco. En la misma estación de bus cogí el bus azul destartalado que nos dejó enfrente del templo, a 15 km al sur de Chiang Rai, a cambio de 20 baths.
El templo blanco se reconstruyo en 1996 con un estilo arquitectónico completamente diferente al del resto de templos de Tailandia. Miles de visitantes lo visitan cada año. La entrada cuesta 50 baths.
Dicen que es un poco como la Sagrada Familia, ya que no se sabe cuándo acabaran su reconstrucción.

Fricada a la entrada del templo

Templo blanco con cielos blanquecinose

Al poco tiempo de llegar el templo se llenó de turistas y decidí que era hora de volver a la ciudad.
A la tarde estuve haciendo cosas mundanas como depilarme y renovar la ropa interior destrozada después de tanto trote.

Para acabar el día decidí visitar el templo azul. La dueña del TT Hostel me comentó que merecia la pena visitarlo de noche por la iluminación. Así pues, decidí seguir su recomendación. El templo está a unos 5 km del centro. Tengo costumbre de hacer todo andando pero en Asia estoy sintiendo la falta de saber conducir una moto. Aquí resulta lo más práctico para moverse. Además, me encanta la sensación de libertad que se experimenta al ir en moto. Pero como iba diciendo, como no estoy motorizada, me puse en camino con mis piernitas. El camino se complicó cuando me tocó cruzar un puente con un tráfico infernal. Decidí volverme atrás tras valorar que era muy peligroso. De todas maneras, tuve estrella ya que al preguntar a la señora de un restaurante sobre la manera de llegar al templo, ella le dijo a si hijo adolescente motorizado que me llevara.
Así pues, objetivo logrado! Tengo que decir que el templo azul me encantó.

Enorme Buda en el interior del templo


De camino a casa, fui a la Tower Clock para ver este espectáculo de luces y sonido del que me cansé enseguida. Me pareció una fricada más.


Cené en casa fruta que había comprado en unuestro mercado: coco, mango y piña. ¡Estaba exquisita!

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