2018(e)ko urriaren 7(a), igandea

Bhaktapur o la ciudad de los devotos


A la mañana despedí a Peter, el estadounidense con el que había pasado los últimos días, y me encaminé a Bhaktapur.

La ciudad fue declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1979 y se encuentra a 13 kilómetros de la capital.
Tuvo mucha importancia hasta el s. XVIII ya que ganaba mucho dinero de los impuestos y peajes que cobraba a los comerciantes que hacían la ruta entre el Tíbet y la India.
Para visitar la ciudad hay que pagar 1500 rupias (unos 15 euros) que yo al final  no pagué.  ¿Por qué? Porque me dediqué a perderme por sus calles sin ver "lo que hay que ver". Gracias a ello, acabé viendo unos bailes tradicionales rodeada de gente local, algo que no hubiera podido hacer caso de no salirme de la ruta marcada.

Las cotorricas con las que pasé un buen rato.

Charlando antes de la actuación.

Este niño me encantó.

Preparativos antes de los bailes.

Los músicos.

Los bailes de máscaras.

Me costó muchísimo tiempo llegar a Bouddha porque el tráfico en Kathmandu estaba imposible. A la vuelta, empecé a sentir que mi tiempo en la gran urbe llegaba a su fin. Se me acababan los lugares que me interesaba conocer y empezaba a notar la necesidad de hacer un cambio, aunque para ello tendría que luchar contra la pereza que me instaba a prolongar mi estancia en Kathmandu indefinidamente. 




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