2018(e)ko urriaren 25(a), osteguna

Paliza de bus!


Suelo hacer todo lo que puedo, relativo a gestiones, por mi cuenta pero el día anterior quise comprar el billete de bus para Katmandu en la oficina de trekking de mi amigo Khrisna.
Estos días se ha celebrado en Nepal el festival Dashain, algo parecido a nuestras navidades. La gente se ha movido de Katmandu a los pueblos para juntarse con la familia.
Dashain conmemora la victoria de los dioses sobre los demonios. Se hacen ofrendas a la diosa Durga, la madre de todos los dioses, y se sacrifican miles de animales (cabras, ovejas,  pollos...) para ofrecerle su sangre. Durante 10-15 días tiene lugar en Nepal el mayor sacrificio de animales del mundo.
El país se paraliza prácticamente, se cierran negocios, escuelas... Todas las castas se preparan para la celebración del festival más importante de Nepal..

Ayer se daba por terminado el festival. Es por ello que mucha gente volvía para Katmandu y había muchísimo tráfico. Nos costó 10 horas 30 llegar a la ciudad. Fue una auténtica paliza. No le habían hecho revisión al sistema de suspensión del bus en años, y fui botando casi todo el viaje. Había muchísima gente que fue subiéndose al bus en el trayecto, y que no había comprado el ticket previamente. Se instalaron en el pasillo encima de taburetes y bancos. La verdad es que los de los buses se aprovechan demasiado.
Tras llegar a Ktm, tuve la suerte de compartir taxi con una pareja de nepaleses que viven en los Estados Unidos y que habían vuelto a su país tras 4 años para casarse. La chica me estuvo enseñando las fotos de la boda en el trayecto. Le insistí varias veces pero no me dejó pagar mi parte del taxi diciéndome que eramos amigos. Al llegar a mi hostel, el chico se bajó a ayudarme con las mochilas. No deja de sorprenderme la amabilidad de la gente.

El pasillo del bus hasta arriba d

2018(e)ko urriaren 24(a), asteazkena

De monasterios


Hoy he ido a uno de los campos de personas refugiadas que hay en los alrededores de Pokhara. Hay unos 60.000 tibetan@s viviendo en Nepal.
Hemos cogido dos buses para llegar y la última parte la hemos hecho andando. Hemos llegado a un monasterio y ha coincidido que había unos bailes. Nos hemos dado cuenta de que no era el monasterio al que queríamos ir en un primer momento pero hemos estado un rato en el lugar.



Viendo los bailes, justo enfrente, estaban los estudiantes del monasterio. Hemos charlado un poco con ellos con la intención de comprender un poco el motivo de los bailes.
Cuando nos hemos aburrido, nos hemos movido en dirección de una atracción que quedaba justo enfrente del monasterio de salto al vacío. El destino ha querido que en el camino nos juntararamos con un tibetano que nos ha hablado de la situación en el Tíbet y nos ha indicado dónde se encontraba el monasterio en el que se celebraba la puja. Hemos pagado 100 rupias para entrar y nos hemos acomodado en una especie de colchones.
Los monjes recitaban sus ofrendas y alguno también tocaba una especie de cuerno muy largo. Ha sido muy interesante y me he quedado muy relajada después de la ceremonia. Los chicos han merendado y como todos los niños de su edad, se han puesto a jugar.


Era gracioso ver lo bien que se desenvolvian con tanto refajo.



Cada uno personaliza sus libros como nosotr@s lo hacíamos con las carpetas en nuestra época.

Tras salir del monasterio hemos tenido suerte y hemos cogido enseguida el bus, esta vez directo, que nos ha llevado de vuelta a Pokhara.
He cenado con Alfredo, Mari y Gaizka, un amigo de Mari que acaba de finalizar el circuito de los Annapurnas, y después, nos hemos dado una vuelta por la ciudad.

Día tranquilo


Hoy ha sido un día tranquilo. A la mañana me he movido con Alfredo y Mari de Lasarte al Nirvana healing bowls. Queríamos asistir a una sesión de cuencos tibetanos. La sesión era a las 9 pero no ha aparecido nadie. Hemos quedado en ir al Holy Garden, otro lugar donde también ofrecen estas sesiones además de yoga, etc. a las 3 de la tarde.
Yo he ido a la agencia de mi amigo Krishna a coger billete de bus para volver a Katmandu.
Después de comer he ido al Holy Garden y alli me he juntado con Alfredo, Mari y Francisco.
Hemos empezado la sesión cantando el Om y después el facilitador ha comenzado a tocar los cuencos de una manera espectacular. Nos ha puesto a cada cuenco encima del vientre y cuando lo hacía vibrar sentías la vibración en todo el cuerpo. He salido de la sesión flipando, me ha encantado! Quizás a la vuelta del trekking haga un curso, ya veremos.
He cenado con Alfredo en un sitio de lo más local y me he retirado enseguida porque tenía que terminar de preparar las mochilas para el viaje de mañana a Katmandu.

2018(e)ko urriaren 21(a), igandea

A vueltas por Pokhara


Pokhara es la segunda ciudad más grande de Nepal y se sitúa a orillas del lago sagrado Pewa. Es una ciudad muy turistica porque de aquí arrancan todos los trekkings que se pueden hacer en los Annapurnas.
Pokhara es más que Lakeside,  la calle repleta de restaurantes, tiendas de todo tipo... Pero es cierto, que después de hacer trekking la mayoría de los turistas nos limitamos a andar calle arriba calle abajo con la única preocupación diaria de dónde llenar el buche. Unos días de relax son necesarios después de una actividad física importante pero yo ya me estaba sintiendo mal por no hacer nada más que comer y beber.
Así pues, hoy ha sido el primer día de actividad después del trekking. Junto a mi amigo argentino Gino, hemos decidido ir a una sesión de sanación con cuencos tibetanos. La sesión duraba una hora y el facilitador nos ha pedido la voluntad.
Me ha gustado mucho porque ha sido como un concierto pero lo que más me ha gustado ha sido cuando nos ha puesto el cuenco encima del cuerpo. Sentir su vibración ha sido mágico.
A las 11 terminabamos de desayunar. Desde que acabamos el trekking llevamos también los horarios bastante desmadrados.

Hoy he decidido que iba a alargar la visa para 30 días más de manera que pueda hacer otro trekking, el EBC y los tres pasos.
 Así pues, después de desayunar, me he dirigido a la oficina de inmigración a hacer este trámite. He tenido que esperar bastante porque mi llegada ha coincidido con el lunch break de los funcionarios. Después de hacer los papeles y pagar unos 50 euros, he salido de la ofícina muy contenta.

Gino ya estaba en el museo internacional de la montaña cuando yo he llegado con mi nueva visa. La entrada al museo cuesta 500 rupias y está bastante bien. Hay información sobre los 14 ocho miles,  las primeras expediciones que consiguieron coronar sus cumbres, la formación del Himalaya, material de montaña de la época...
Al final no hemos podido ver todo por falta de tiempo, pero ha sido suficiente.

A la vuelta ha empezado a diluviar, se ve que el monzon no ha terminado todavía ya que llueve casi todos los días, y he tenido que coger el bus para volver al hotel. He llegado cansada pero sintiéndome bien por haber aprovechado a tope el día.


2018(e)ko urriaren 16(a), asteartea

El trekking del campo base del Annapurna


Ayer terminé el trekking del ABC. Han sido 7 días de caminata a una media de 8 horas diarias.
Sin lugar a dudas, el trekking más duro que he hecho en mi vida, no por la altura o los desniveles a realizar, sino por el terreno a recorrer. El recorrido está jalonado de escaleras de piedra, todo una prueba física y mental. Para nosotr@s una elección pero para los nepaleses una dura realidad diaria.

El ABC está a tope de gente en estos momentos, es temporada alta y Nepal vuelve a ver cómo el turismo se incrementa después de dos años muy malos. Lo que menos me ha gustado del trekking ha sido esa masificacion de gente en la montaña. Por otra parte, este año el monzon se ha alargado y hemos tenido días cubiertos y con algo de lluvia.

Lo mejor del trekking ha sido, sin lugar a dudas, el día que salimos del campo base del Macchpuchre de madrugada, bajo las estrellas, para ver el amanecer en el ABC, verte rodeada de montañas tan bellas como el Annapurna I, el Annapurna Sur, el Macchpuchre... y sentirte una hormiguita. Fue especialmente emotivo también estar delante del Memorial de mi conciudadano Iñaki Ochoa de Olza, muerto en la ascensión al Annapurna I hace 10 años.
La gente que conoces en el camino es parte importante en un trekking como este; porters, guías... Empecé sola y en el camino he hecho dos amigos argentinos que me han ayudado a tirar para adelante. Gracias Vani y Gino por cruzaros en mi camino.

Ahora toca descansar y recuperar fuerzas. La aventura sigue!


























2018(e)ko urriaren 10(a), asteazkena

Preparativos


Después de tomar el delicioso desayuno que preparan en el Pokhara Youth Hostel, he salido con la idea de ver a los conocidos que hice en esta ciudad hace tres años.
Cerca del hotel donde estaba alojada, había un peluquero indio con el que hablaba a diario. Al llegar a la peluquería, yo no lo he reconocido pero el me ha sonreído y entoces me he dado cuenta de que era el, Sankar. He estado charlando con él un rato. Más tarde me he dirigido a preparar mis permisos para el trekking.

Los permisos se hacen en la oficina de la ACAP. Uno es para la entrada al Parque de los Annapurnas y el otro es el TIMS, permiso de trekker. A lo largo del recorrido hay diferentes check points en los que te los sellan. Es una manera de controlar por dónde anda la gente por si hubiera cualquier problema.
Los permisos cuestan 4260 rupias.
Me los han tramitado en un momento.

De vuelta al hostel, he entrado a saludar a Shiva, el dueño del restaurante en el que solía comer. Nos hemos puesto al día y me ha invitado a comer un dal bhat buenísimo.

Después he comprado fruta y alguna galleta más para el trekking. También he preparado la mochila. Me he dado cuenta que como siempre, pesa muchísimo!! Espero liquidar la comida cuanto antes.

En la habitación del hostel he coincidido con una chica polaca majisima. Hemos conectado enseguida.

A la noche he vuelto al restaurante de Shiva a cenar porque quería saludar a su mujer Tara. Ha sido bonito verles de nuevo después de tanto tiempo.

Me he acostado temprano porque al día siguiente empezaría el trekking de Poon Hill añadiéndole el campo base del Annapurna

2018(e)ko urriaren 9(a), asteartea

Día de bus


Conseguí llegar a la estación de bus de Gongabu sin coger ningún taxi, usando el transporte público. En el último bus pregunté a un chico acerca de la ubicación de la citada estación y, causalidades de la vida, me dijo que él también iba para allá. Fue como que un ángel me cayera del cielo, me ayudó a comprar el ticket y me indicó cuál era mi bus. Todo los letreros estaban solo en nepali y la estación de bus era lo más local que veía hacía tiempo. Me hubiera tomado bastante tiempo aclararme por mí misma.

La estación de bus

Aproveché el tiempo que tenía hasta que el bus partiera para desayunar en un bar. Aquí conocí al dueño del bus que me aseguró que estaríamos en Pokhara a las 15:00.

Mi flamante bus.

El bus salió muy puntual, a las 8:30, pero llegamos a Pokhara 2 horas más tarde de lo que el dueño de la machine me había indicado.
A parte de la parada para comer, paramos unas tropecientas veces, incluso para echar gasolina. El viaje se me hizo muy pesado. El chófer conducía como un loco y los frenos, doy fe que funcionaban, chirríaban como si los estuvieran sometiendo a una sesión de tortura. Aún con todo, conseguí echar alguna que otra cabezadita. No me pregunteis cómo.

Llegué a Pokhara y el chófer me dejó en un lugar que desconocia. Cogí un bus que me dejó cerca de Lakeside, la zona turística de Pokhara. Desde aquí tiré ya de Mapsmee.

Agur!


2018(e)ko urriaren 8(a), astelehena

Despedida de Bouddha


A la mañana iba a quedar con Fulvia, una italiana amiga de un amigo que vive en KTM. Fulvia trabaja para una ONG y para la Unión Europea. Al final no pude quedar con ella porque tuvo que trabajar.

Fui a que me acabaran de depilar y me ofrecí a mi misma una depilación completa. Me depilaron entre 3 chicas: una calentaba la cera con el secador mientras que las otras dos se ocupaban cada una de una de mis piernas. Creo que estuve una hora tumbada en la camilla. Las chicas se lo curraron y para acabar me dieron un masaje que me dejó como nueva. Les di las gracias y salí flotando del centro de belleza.

A la tarde me dediqué a preparar la mochila. Me daba mucha pereza moverme pero veía que había llegado el momento de abandonar KTM. Había pasado 10 días en esta ciudad caótica y, para mi propia sorpresa, me había sentido muy bien ella, sobre todo en el barrio de Bouddha. Me daba pena dejar KTM, ¿me estaba volviendo una nostálgica? Sin duda. Estaba contenta de haberle dado una segunda oportunidad a esta ciudad, ya que KTM es mucho más que Thamel. Hay lugares que nos atrapan, que nos hacen sentir como en casa. KTM había sido uno de ellos, en momentos había sentido que el lugar estaba impreso en mi memoria interna como si hubiera vivido en esta ciudad en otra vida anterior.

Despidiéndome de la estupa de Bouddhanat. Imágenes que te atrapan.

2018(e)ko urriaren 7(a), igandea

Bhaktapur o la ciudad de los devotos


A la mañana despedí a Peter, el estadounidense con el que había pasado los últimos días, y me encaminé a Bhaktapur.

La ciudad fue declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1979 y se encuentra a 13 kilómetros de la capital.
Tuvo mucha importancia hasta el s. XVIII ya que ganaba mucho dinero de los impuestos y peajes que cobraba a los comerciantes que hacían la ruta entre el Tíbet y la India.
Para visitar la ciudad hay que pagar 1500 rupias (unos 15 euros) que yo al final  no pagué.  ¿Por qué? Porque me dediqué a perderme por sus calles sin ver "lo que hay que ver". Gracias a ello, acabé viendo unos bailes tradicionales rodeada de gente local, algo que no hubiera podido hacer caso de no salirme de la ruta marcada.

Las cotorricas con las que pasé un buen rato.

Charlando antes de la actuación.

Este niño me encantó.

Preparativos antes de los bailes.

Los músicos.

Los bailes de máscaras.

Me costó muchísimo tiempo llegar a Bouddha porque el tráfico en Kathmandu estaba imposible. A la vuelta, empecé a sentir que mi tiempo en la gran urbe llegaba a su fin. Se me acababan los lugares que me interesaba conocer y empezaba a notar la necesidad de hacer un cambio, aunque para ello tendría que luchar contra la pereza que me instaba a prolongar mi estancia en Kathmandu indefinidamente. 




2018(e)ko urriaren 6(a), larunbata

Swayambhunath o el templo de los monos


Íbamos a ir a Bahktapur pero como se nos ha hecho tarde, al final hemos optado por ir a Swayambhunath, también llamado templo de los monos. Desde Bouddha es posible llegar al templo de manera directa, es decir, cogiendo un solo bus.
Swayambhunhat es un antiguo complejo religioso situado en lo alto de una colina al oeste de la ciudad de Katmandu. Forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1979, así como otras construcciones del valle de Katmandu. Hay que pagar 200 rupias para poder visitarlo.
Swayambhunhat es, probablemente, el lugar más sagrado entre los lugares de peregrinacion budistas.
En lo alto de una colina se alza la estupa y alrededor de ella hay otros templos, muchas tiendas de artesanía y algún que otro restaurante.



Efectos visibles de los terremotos de 2015.

Vistas de la gran urbe desde arriba.

Se le llama también el templo de los monos porque se pueden ver muchísimos en los alrededores.  La gente tiene la mala costumbre de darles de comer. Esto hace que se lancen a robar la comida que vean a mano. Estando visitando el templo, pude ver como uno de estos monitos le quitaba de la mano un trozo de coco a un niño. ¡Menudo susto se dio el pobre!

Pueden llegar a ponerse agresivos como este de la foto.

La familia.

Concentración de monos.

Antes de visitar este templo, visitamos un parque de cuyo nombre no me acuerdo. Le dije a Peter que me sacara una foto y mientras estaba posando, un montón de gente aprovechó el momento para sacarse fotos conmigo. Fue un momento divertido y a la vez surrealista porque no termino de entender por qué quieren sacarse fotos conmigo, supongo que será por el echo de ser muy diferente a ell@s.

Imponente.

Posando para un mal fotógrafo.

De camino al Monkey Temple vimos esta chica cantando en la calle, intentando lanzar su carrera como cantante. La verdad es que no lo hacía nada mal.

La chica le ponía mucho empeño. ¡Ojalá que tenga suerte!

De vuelta a casa, tocó de nuevo ir al salón de belleza a depilar. Esta vez, depilación a la nepalesa. Me dieron una especie de sábana que, por desconocimiento, me puse del revés. La sábana era para que me tapara y dejara a la vista solo las partes a depilar. Esta vez sufrí más que la anterior y tengo que volver a reclamar, ya que la señora me dejó a medias. A ver si mañana termina su trabajo... A la vuelta me hago la depilación con láser!!!



Malas noticias

Para quien me estuviera siguiendo por el blog, deciros que hace tres dias pise mi movil y que la pantalla esta rota. Cambiarla me cuesta ma...