La carretera que une Phonsavan con Vang Vieng es, sin exagerar, un auténtico horror. El viaje fue duro, el más difícil de los que he hecho hasta ahora por carretera. Hay baches que te hacen saltar de tu asiento por doquier, cosa que imposibilita que la conducción pueda hacerse a una velocidad normal. A ello hay que añadirle las curvas, muchísimas curvas, que hacen que la carretera no sea apta para todos los públicos. Tardamos 7 horas para recorrer 234 km, con eso queda todo dicho.
Al llegar pasé de taxis y tuk-tuks e hice los 2 km que separan la estación de buses del norte del centro a pie. Necesitaba aerearme y estirar las piernas.
Con este pequeño vídeo os podréis hacer una idea del estado de la carretera.
Me instalé en el Vang Vieng Rock Backpacker hostel (30.000 kips en habitación compartida de 10 literas) y salí a dar una vuelta. Al poco de caminar, di con este bonito templo y entré a visitarlo.
Cené un poco y enseguida volví para el hostel. El viaje y la regla que me acababa de bajar me habían dejado agotada. Aproveché el parón para actualizar el blog y para descansar.
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